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8.3.3.3. Josef Cukr

Por Vít Urban
"Estoy reparando esta iglesia con el fin de conservarla para el momento de la retirada de los tanques rusos," solía decir un albañil en Bohosudov, Bohemia del Norte. Lo curioso es que dicha frase fue pronunciada en medio del ruido de los tanques soviéticos que en agosto de 1968 habían ocupado Checoslovaquia. Otra curiosidad consiste en que el autor de esta predicción, en aquella época realmente fantasmagórica, no haya sido un albañil profesional sino que un sacerdote checo, miembro de la Compañía de Jesús, Josef Cukr. Y precisamente a este hombre, le entregó el presidente checo, Václav Havel, el 28 de octubre pasado la condecoración estatal "Por méritos".

El liceo jesuita de Bohosudov fue fundado en 1679. Tras la abolición de la Compañía de Jesús, en 1773, el liceo se convirtió en un instituto para la instrucción de maestros. Tras la reanudación oficial de la Orden Jesuita en el siglo pasado, el liceo reabrió sus puertas desempeñando su misión original hasta la ocupación hitleriana de Checoslovaquia en 1939. Después de la llamada "victoria de la clase obrera", en febrero de 1948, todas las actividades del liceo de Bohosudov fueron nuevamente suspendidas. En 1950, el liceo de Bohosudov, en aquel entonces una filial del Liceo Azobispal de Praga, fue transformado en una prisión para recluir a 360 frailes checos y eslovacos. Esta situación perduró hasta 1968, cuando los comunistas checoslovacos iniciaron un intento reformista conocido como "Primavera de Praga".
"En 1968, el provincial de la Compañía de Jesús me envió a Bohosudov para esperar la salida de los soldados soviéticos y reconstruir el edificio del liceo, no obstante, los rusos lo ocuparon hasta 1990," constata lacónicamente el padre Cukr quien se desempeñó como párroco de Bohosudov hasta su jubilación. Tan sólo después de la retirada de los ocupantes en 1990, el padre Cukr pudo comenzar a cumplir la misión original que le había encargado el provincial de su orden religiosa. Tras la "Revolución de Terciopelo" entabló contactos con las nuevas autoridades democráticas, reconstruyendo el edificio devastado y reanudando en 1993 las clases en el de Bohosudov. Cabe agregar que este liceo obispal goza actualmente de un gran prestigio, aunque se encuentra en una región fronteriza, sometida por el antiguo régimen comunista a una intensa campaña antirreligiosa.
La vida del padre Josef Cukr fue muy agitada. Nació en 1917 en la ciudad morava de Uherské Hradi¹tì. Estudió teología en Praga y en Gran Bretaña, donde fue ordenado en 1946. Durante la Segunda Guerra Mundial fue encarcelado por los ocupantes nazis en el campo de concentración de Terezín, mientras que la década entre 1950 y 1960 la pasó como preso político en distintos campos de concentración comunistas - Mírov, Jáchymov, Leopoldov y otros. En los años sesenta se desempeñó como almacenista. Tan sólo después de 1968 pudo dedicarse a su vocación sacerdotal, protegiendo la sede del liceo de Bohosudov contra más de tres mil soldados soviéticos ahí dislocados y reconstruyendo con sus propias manos, y con la abnegada ayuda de voluntarios, diez templos y capillas de la región. El padre Cukr llevó a cabo esta labor en los tiempos de la intemperie política del régimen totalitario. Se trató de algo insólito, de un toque invisible de la eternidad y de la permanencia de la cultura, así como del legado espiritual de la humanidad.
Partiendo de todo lo acaecido, el padre Cukr tiene derecho a ser un realista, con cierta dosis de escepticismo. Tras recibir de las manos del presidente Václav Havel la condecoración "Por méritos", el padre Cukr constató: "Estamos viviendo en un mundo pagano que se esfuerza por descomponer las ideas cristianas. La vida espiritual es mínima, siendo estrangulada por las repercusiones del materialismo comunista. Los creyentes anhelan algo muy bueno, muy católico, pero no saben hacerlo. Todos quisieran ser lo suficientemente visibles, olvidando que la visibilidad existe solamente en Jesucristo y mediante su ayuda. Expresan posturas críticas sin saber construir.
El triunfalismo es algo totalmente estéril. Nos falta un trabajo concreto a favor de Jesucristo y nuestro prójimo. Todavía hay que trabajar, porque los checo ni el barón Munchhausen salieron del barro con sus propias fuerzas," resumió la situación actual el padre Josef Cukr - un jesuíta que durante los últimos treinta años renovara iglesias checas, esperando la retirada del ejército soviético y del ateismo comunista. Los soldados soviéticos se retiraron, pero el ateísmo de las masas consumistas...? Eso está todavía por verse!

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